Actividades para trabajar las emociones tras una catástrofe natural

Las catástrofes naturales, como la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) que ha sucedido en la Comunitat Valenciana, pueden ser experiencias intensas y aterradoras para todos, y en especial para las criaturas pequeñas. Durante los episodios y los días y semanas posteriores, los niños y niñas pueden sentir miedo, confusión y ansiedad. Como madres, padres, maestros, monitores o cuidadores, es esencial ofrecer herramientas que les ayuden a comprender y gestionar sus emociones.

A continuación, encontrarás una serie de actividades adaptadas para dos etapas diferentes posteriores a vivir una catástrofe de este tipo: actividades de primeros auxilios de contención emocional, que ofrecen un apoyo inmediato en los momentos de mayor intensidad emocional, y de elaboración de la catástrofe, pensadas para ayudar a los niños a procesar lo sucedido una vez pasada la fase aguda.

Primeros auxilios de contención psicológica

Estas primeras actividades están diseñadas para proporcionar un apoyo inmediato a los niños y niñas en situaciones de crisis, ayudándoles a calmarse y a gestionar sus emociones más intensas. 

1. La caja de los sentimientos

  • Materiales: Una caja de cartón, papeles de colores, rotuladores, pegatinas.
  • Instrucciones: Decorad juntos una caja y cread una “Caja de los Sentimientos”. Explicadles que esta caja será un lugar seguro donde pueden guardar sus emociones. Cada vez que el niño o niña sienta algo, dibuja o escribe (según la edad) en un papel cómo se siente y luego lo pone dentro de la caja.
  • Beneficios: Al permitir que el niño identifique sus emociones y las plasme de alguna forma física, ayudamos a disminuir la intensidad de las mismas. Además, el acto de colocar las emociones en la caja simboliza que los sentimientos tienen un lugar y pueden ser expresados sin miedo.

Variantes para la familia y el aula

Podéis crear una caja para toda la familia o grupo clase, donde cada uno escriba o dibuje (según la edad) cómo se siente, qué miedos tiene o qué le angustia. Al final del día o de la semana, abrid la caja y leed los mensajes juntos. Esta actividad os ayudará a compartir pensamientos y emociones, y a entender mejor lo que cada uno está viviendo, identificando emociones compartidas. También podría ser útil para identificar a las criaturas que lo están pasando peor y que podrían necesitar ayuda adicional y especializada. 

2. Masaje relajante para dar calma y seguridad 

  • Materiales: Un lugar cómodo con luz tenue; una vela (opcional) para crear un ambiente acogedor; crema o aceite hidratante suave. Si tenéis un “Rincón de la Calma” en casa, este puede ser el lugar ideal para realizar la actividad.
  • Instrucciones: Escoged un momento tranquilo, como después del baño, o cuando notéis que el niño está nervioso o agitado (por ejemplo, en forma de rabietas o llantos sin causa aparente). En un lugar cálido y cómodo hacedle un masaje con crema hidratante. Podéis aprovechar para decirle cuánto le queréis y darle mucha seguridad. 
  • Beneficios: Reducción del malestar y la ansiedad. El masaje ayuda a relajar el sistema nervioso, disminuyendo los niveles de ansiedad y estrés en el niño. Es especialmente útil después de un día agitado o situaciones que le hayan generado tensión.

Variante si disponéis de más tiempo

Comenzad colocando suavemente las manos en los hombros o en la espalda de la criatura, y empezad el masaje desplazándoos desde el centro del cuerpo hacia las extremidades. Realizad movimientos largos y envolventes, aplicando una presión suave y constante. A medida que avanzáis hacia los brazos, manos, piernas y pies, alternad entre estos movimientos largos y pequeños círculos con los pulgares en áreas específicas, como la espalda baja o las plantas de los pies, para liberar cualquier tensión acumulada.

Para terminar el masaje: Finalizad el masaje manteniendo vuestras manos en su espalda o sobre sus brazos, y con voz suave decidle cuánto le queréis y lo importante que es para vosotros. Si la criatura se siente cómoda, podéis darle un abrazo o tumbaros unos minutos a su lado, para que sienta vuestro amor y presencia. Este momento final reforzará su sensación de calma y seguridad, ayudándole a saber que, pase lo que pase, siempre cuenta con vosotros y con vuestro cariño.

3. Técnicas de respiración 

  • Materiales: Ninguno, pero puedes combinar esta actividad con el rincón de la calma o con el masaje relajante.
  • Instrucciones: Enséñale al niño técnicas de respiración, adaptarlas según sus intereses. Por ejemplo, inhalar (por la nariz) como si estuviera oliendo una flor y exhalar (por la boca) como si estuviera apagando una vela o haciendo burbujas.  Otra técnica es el “abrazo de mariposa”, que consiste en cruzar los brazos sobre el pecho, enlazar los pulgares (formando el cuerpo de la mariposa)  y dar golpecitos alternados con los dedos (alas de la mariposa) mientras respiran lentamente.
  • Beneficios: La respiración profunda ayuda a reducir el malestar, el estrés y a calmar el sistema nervioso. Estas prácticas son especialmente útiles en momentos de miedo o cuando las personas se sienten en una situación abrumadora y/o de desbordamiento emocional. 

Elaborando la Catástrofe

Una vez pasada la fase más aguda, es importante ayudar a la criatura a procesar y entender lo sucedido, brindándole un espacio seguro para elaborar sus experiencias y emociones.

4. Crear un diario de emociones con dibujos

  • Materiales: Un cuaderno o libreta, lápices de colores, pegatinas.
  • Instrucciones: Invitad al niño a hacer cada día dibujos que reflejen cómo se siente. No hay necesidad de que sus dibujos sean perfectos, lo importante es que pueda expresarse libremente. Podéis guiarlo con preguntas como: “¿Qué fue lo mejor del día?” o “¿Hubo algo que te hizo sentir triste o asustado?”.
  • Beneficios: Dibujar es una actividad terapéutica y ayuda a los más pequeños a externalizar sus emociones. Aprovechad para acompañar y contener si se siente mal o angustiado. Podéis anticipar (si lo sabéis) qué va a pasar mañana y si tenéis prevista alguna acción para mejorar la situación actual. Con el tiempo, la criatura podrá ver que los sentimientos cambian y van mejorando, lo que puede ofrecerle una perspectiva de confianza y esperanza.

5. El juego y el juego simbólico para explicar lo que ha sucedido

  • Materiales: Muñecos, juguetes o figuras de personas, casas y vehículos, manta azul. Incluid personajes que ayudan, como bomberos, médicos, voluntarios o vecinos. 
  • Instrucciones: Cread una historia usando juguetes para simular lo que habéis vivido, vosotros o las personas de vuestro entorno. Con mucho cariño y con cuidado, empezad a representar lo que la criatura vivió de manera simplificada y, lo más importante, mostrar cómo los personajes encuentran seguridad. Por ejemplo, un muñeco puede representar a un bombero que ayuda, una familia que encuentra refugio, o un médico que cura. Luego, animadle a contar su propia versión de la historia.
  • Beneficios: A través del juego simbólico los niños y niñas pueden explorar sus miedos y practicar cómo reaccionarían en una situación de emergencia. Les da una sensación de control y les ayuda a entender que, aunque algunos eventos son aterradores, siempre habrá ayuda y apoyo.

6. El Rincón de la Calma

  • Materiales: Cojines, mantas suaves, juguetes antiestrés (como pelotas antiestrés o peluches), libros. Luces pequeñas (opcional). 
  • Instrucciones: Designad un espacio en la casa como “El rincón de la calma”. Invitad al niño a usarlo cuando se sienta abrumado o ansioso. Podéis incluir cuentos sobre emociones, dibujos y juguetes que le ayuden a relajarse. Si lo notáis muy nervioso o agitado podéis realizarle un masaje con crema hidratante.
  • Beneficios: Tener un espacio propio para calmarse puede ser muy útil para los niños. Este rincón es un recordatorio visual y físico de que está bien sentirse mal y que existe un lugar seguro para ello.

Las catástrofes naturales nos exponen a situaciones que obligan a los niños a enfrentarse a emociones intensas y a veces difíciles de entender. En estos momentos, es fundamental ayudarles a conocer y gestionar sus emociones, fortaleciendo su sentido de seguridad y resiliencia. Implementar estas actividades no solo les ofrece consuelo en momentos complejos, sino que también fomenta habilidades emocionales valiosas que les acompañarán y beneficiarán a lo largo de toda su vida.